Cuando una empresa necesita mover, almacenar o procesar residuos en la Ciudad de México, tarde o temprano aparece una palabra que no todos toman en cuenta: RAMIR. Estas siglas corresponden al Registro y Autorización para el Manejo Integral de los Residuos, el permiso que SEDEMA otorga para que una persona o empresa pueda trabajar formalmente con distintos tipos de residuos. Entenderlo es esencial para evitar complicaciones y asegurarse de que la operación cumple con lo que pide la autoridad.
Muchos negocios se sorprenden al descubrir que incluso actividades que parecen sencillas requieren esta autorización. El RAMIR existe para asegurar que las personas y empresas que manejan residuos cuenten realmente con la capacidad técnica y operativa para hacerlo. Ya sea para transportar, separar, almacenar o valorizar materiales, este registro permite a la ciudad verificar que cada actividad se realice de forma segura, ordenada y ambientalmente responsable.
RAMIR en la ciudad
La CDMX genera cantidades enormes de residuos todos los días, por lo que no basta con que alguien “sepa” manejarlos. El RAMIR permite identificar a quienes están autorizados y ayuda a evitar prácticas improvisadas que podrían causar problemas legales o ambientales. Para cualquier empresa, revisar si un proveedor aparece en el padrón es un paso básico antes de contratar servicios.
La ventaja es que toda esta información está disponible en línea. SEDEMA publica un directorio donde se puede consultar quién está autorizado, qué actividad tiene permitida y si su registro está vigente. Esto da mayor tranquilidad a quienes buscan trabajar con un operador formal y reduce el riesgo de contratar servicios sin respaldo.

Para qué sirve
El RAMIR garantiza que las actividades relacionadas con residuos se hagan de forma segura. La autorización incluye materiales como alimentos, restos clínicos, cartón, escombros, electrónicos, metales, madera y lodos, llantas, muebles, plásticos, unicel, textiles y vidrio, entre muchos otros. Cada uno requiere conocimientos y procesos específicos, y el registro confirma que la empresa está preparada para manejarlos.
Además, la autoridad revisa que el solicitante cuente con instalaciones adecuadas, personal capacitado y medidas que permitan dar un manejo correcto a cada tipo de residuo. Con ello, se evitan malas prácticas y se mantiene un control claro sobre el flujo de materiales dentro de la ciudad.
Quién lo necesita
Cualquier persona o empresa que participe en el manejo integral de residuos debe tramitar el RAMIR, sin importar su tamaño. Esto aplica a transporte especializado, centros de acopio, separación, almacenamiento temporal o procesos de valorización. Si la actividad implica intervenir residuos de manera regular, el permiso es obligatorio.
Contar con el RAMIR también es una forma de trabajar con tranquilidad. Significa que la operación está reconocida por la autoridad, que cumple con lo necesario y que puede ofrecer servicios bajo un marco regulado. Esto protege tanto al operador como a quienes contratan el servicio.

Cómo evalúa la autoridad para otorgar el RAMIR
Antes de otorgar el permiso, SEDEMA revisa varios aspectos del solicitante. Evalúa que la empresa exista legalmente, que el lugar donde realiza la actividad sea adecuado y que tenga la infraestructura necesaria. Si se trata de transporte, también revisa las unidades, sus verificaciones, seguros y condiciones físico-mecánicas.
Esta revisión evita que se autoricen actividades que podrían generar riesgos. Una vez aprobada la solicitud, la empresa aparece en el padrón público con su número de registro y la actividad permitida. De este modo, cualquier persona puede verificar si el servicio que piensa contratar es formal.
El seguimiento obligatorio
Obtener el RAMIR no significa que la empresa pueda operar sin supervisión. Cada operador debe entregar reportes donde indica qué residuos manejó, en qué cantidades, de dónde vienen y cuál fue su destino. Esta información permite que la autoridad mantenga una visión clara del movimiento de residuos en la ciudad.
El seguimiento también ayuda a detectar inconsistencias o áreas donde la operación debe mejorar. Para las empresas, cumplir con estos reportes es una parte esencial para conservar su autorización y evitar sanciones.

Renovar el RAMIR
El permiso tiene una vigencia limitada, por lo que debe renovarse para seguir siendo válido. En la renovación se revisa que la empresa siga en operación, que cumple con las obligaciones y que mantiene condiciones adecuadas para manejar residuos. Es un proceso necesario para asegurar que el padrón se mantenga actualizado y confiable.
Para quienes contratan servicios, revisar la vigencia del RAMIR es igual de importante que verificar que exista. Una autorización vencida puede representar riesgos legales y operativos.
Conexiones con la gestión diaria
El RAMIR es solo una pieza del sistema. Las empresas también requieren procesos internos claros, como la separación adecuada de residuos. Con la nueva clasificación que la ciudad adoptará hacia 2026, muchas organizaciones necesitan actualizar sus prácticas. Un recurso útil para entender esos cambios es esta guía sobre cómo funcionará la separación obligatoria en la CDMX.
Otro punto clave es el uso de contenedores industriales apropiados, especialmente cuando se manejan grandes volúmenes. Elegir el tipo correcto facilita el cumplimiento normativo y hace más eficiente la operación diaria. Al combinar estos elementos con el RAMIR, la gestión de residuos se vuelve más ordenada y fácil de controlar.

Un sistema que aporta orden
El RAMIR es una herramienta que brinda seguridad a todos: a quienes manejan residuos, a quienes contratan servicios y a la ciudad que busca mantener un control real sobre sus materiales. Tenerlo no solo es cumplir un requisito; es operar con claridad, responsabilidad y respaldo.






















