Separar la basura en la Ciudad de México suele generar preguntas muy concretas: por qué hacerlo, para qué sirve y qué cambia si se hace bien. Estas dudas no aparecen por casualidad. Vivimos en una de las ciudades que más residuos genera en el país, con más de 12 400 toneladas diarias, y aunque cerca del 40 % puede aprovecharse mediante reciclaje, composta o procesos alternos, gran parte pierde ese destino por una mala disposición desde el inicio.
Separar la basura no es un trámite más. Es la diferencia entre residuos que conservan valor y materiales que terminan mezclados, contaminados o descartados. Cuando separamos correctamente desde casa, evitamos que los residuos se ensucien entre sí y facilitamos que puedan reincorporarse a procesos productivos, reduciendo la presión sobre rellenos sanitarios, tiraderos ilegales y sistemas de incineración que afectan suelo, aire y agua durante años.
Separar la basura y su impacto real en la ciudad
En CDMX, separar la basura tiene efectos visibles en toda la cadena de manejo. La separación adecuada permite que materiales reciclables se recuperen con mayor facilidad y que los residuos orgánicos puedan transformarse en composta. Esto impulsa la economía circular, ya que los materiales vuelven al ciclo productivo en lugar de perderse como desecho sin destino.
Además, reciclar reduce el consumo de materias primas y energía en la industria, disminuye la sobreexplotación de recursos naturales y limita emisiones como el CO₂. Estos beneficios solo ocurren cuando la separación inicia en los hogares. Si los residuos llegan mezclados, su aprovechamiento se vuelve costoso o inviable.
Qué dice la norma y por qué importa cumplirla
La Norma Ambiental NADF-024-AMBT-2013 establece que la separación de residuos es responsabilidad de quien los genera. No es opcional ni delegable. Esta norma define cuatro categorías básicas: residuos orgánicos, inorgánicos reciclables, inorgánicos no reciclables y residuos de manejo especial.
Cumplir con esta clasificación permite que el sistema de recolección funcione de forma ordenada y reduce costos de transporte y disposición final. También protege al personal de limpia, ya que recibir residuos separados agiliza su trabajo y disminuye el contacto con materiales que pueden representar riesgos sanitarios.
Separar la basura correctamente no es un favor al sistema, es una obligación compartida que mejora la operación diaria de la ciudad y la salud de quienes trabajan en ella.
Cómo separar la basura según la NADF-024
Hablar de cómo separar la basura implica entender que existen distintos niveles de clasificación. La separación primaria consiste en dividir los residuos desde su origen en orgánicos e inorgánicos. Con los ajustes recientes a la legislación, los residuos compostables usados deben depositarse dentro de la fracción orgánica.
La separación primaria avanzada amplía esta clasificación en 3 grupos: orgánicos aprovechables, residuos residuos inorgánicos de aprovechamiento limitado y residuos de manejo especial (sanitarios). Esta clasificación facilita que los materiales puedan ser seleccionados y valorizados posteriormente.
Separar la basura por tipo y día de recolección
Los residuos orgánicos incluyen restos de comida, cáscaras, flores, residuos de jardín, servilletas usadas y desechables compostables. En CDMX, el contenedor sugerido es verde y la recolección se realiza martes, jueves y sábado, salvo casos de grandes generadores.
Los residuos inorgánicos reciclables abarcan plástico, vidrio, metales, papel, cartón, envases multicapa, textiles y madera. Se depositan en contenedores grises y se entregan lunes, miércoles, viernes y domingo. Cuando se generan volúmenes altos, se aplican reglas especiales para grandes generadores.
Los residuos inorgánicos no reciclables (sanitarios) incluyen pañales, cubrebocas, papel sanitario, colillas de cigarro, unicel y plásticos de difícil aprovechamiento. Se recomienda contenedor naranja y el mismo calendario de recolección que los reciclables.
Mitos comunes sobre el reciclaje
Uno de los mitos más extendidos es que los recolectores separan todo después. En realidad, su labor es transportar los residuos y mantener la separación hasta estaciones de transferencia. Cuando reciben bolsas mezcladas, el proceso se complica y se pierde material aprovechable.
Otro mito frecuente es pensar que todo se revuelve en el camión. El personal verifica las bolsas y corrige errores cuando es posible, pero su objetivo es conservar la cadena de reciclaje, no rehacer la separación desde cero.
También se suele creer que el gobierno no interviene. En CDMX existen leyes, plantas de tratamiento, campañas educativas y sistemas de vigilancia. El rol institucional es crear el marco; separar la basura es tarea cotidiana de la ciudadanía.
Separar la basura y el trabajo del personal de limpia
Una correcta separación dignifica el trabajo del sector de limpia. Entregar residuos ordenados reduce tiempos de recolección, evita exposiciones innecesarias y disminuye riesgos de salud asociados a bacterias presentes en residuos sanitarios o excretas de mascotas.
Separar la basura se hace con atención, y así también se protege a quienes mantienen la ciudad en funcionamiento y se fortalece un sistema que depende de miles de personas todos los días.
FAQs sobre separar la basura en CDMX
¿Por qué separar la basura si no todo se recicla?
Porque incluso cuando no todo se aprovecha, la separación evita contaminación cruzada y reduce el volumen que termina en disposición final.
¿Qué pasa si mezclo residuos reciclables con sanitarios?
Pierden valor y, en muchos casos, ya no pueden recuperarse.
¿La separación de residuos es obligatoria?
Sí. La NADF-024-AMBT-2013 establece esta responsabilidad para todos los generadores.
¿Qué hago con residuos que generan infección?
Deben ir en la fracción sanitaria, bien cerrados, para reducir riesgos al personal de limpia.
Separar la basura bien en CDMX no es complicado, pero sí requiere atención diaria. Cuando se hace de forma correcta, los beneficios se reflejan en la ciudad, en el trabajo de quienes la mantienen limpia y en la manera en que aprovechamos lo que desechamos.
